Ja, tema harto complicado y polémico, aquí proveedores y consumidores en seguida se ubicarán en su respectiva vereda a la hora de defender sus mas o menos nobles posiciones.
A quién no le ha pasado tener que bajarse del taxi para conseguir cambio de 50, con frío, a las 2 de la mañana porque el señor taxista esgrime no tener cambio chico para hacer frente a su obligación de darnos el vuelto? Seguro que le pasó estimado lector, o no me diga que no ha perdido una cuantiosa fortuna (si nunca sacó el cálculo, hágalo y vea la educación de la que, seguramente, está privando hoy a sus hijos) a manos de los kiosqueros que nos embaucan con sus caramelos en lugar de darnos nuestras moneditas de 5 centavos que nos hemos ganado con el sudor de nuestra frente (bueno, a veces no es tan así, pero constituyen una porción de nuestro salario y eso las hace nuestras, como derecho adquirido). Así estos desvergonzados malandrines se hacen de sus riquezas a costa de nuestros calamitosos vueltos.
Las frases que invitan a la resistencia popular son las siguientes: “Por Favor Abone con Cambio”, “Recién Salgo…” (típica de los taxistas), “No te Molesta si te doy 2 caramelos?”, etc etc etc.
Vamos por parte, abonar con cambio no constituye obligación del pagador, el pagador debe pagar por lo que consume, por lo tanto lo hace como quiere, nuestro consejo: o ponga a prueba la paciencia del vendedor dándole el billete más grande que pueda conseguir o vaya y cómprele a otro, la panadería no debe ser la única en la faz de la tierra.
Recién salgo, nos dice el taxista, una noche helada de Julio a las 3:30 de la madrugada. Primero, no le creo, ni en mis épocas mas turbadas empezaba a trabajar a las 3:30 de la madrugada, empezar a atarearse a esa hora constituye el pináculo del caos profesional y uno no tiene la culpa de ello, la sociedad no tiene nada que ver, sepámoslo, un taxista no es un excluido, un taxista es un tocado por la varita mágica (ya me ocuparé en otro artículo de repasar todas las ventajas de este próspero oficio, taxistas abstenerse, hablaré de todas y cada una de las prerrogativas que conlleva la pertenencia esa corporación). Por lo tanto, que este buen hombre se baje, se compre sus mentitas y nos devuelva hasta nuestro último centavos, sin dar por sentado, como suelen hacer, que las monedas de 25 para abajo son despreciadas por nosotros, les hago saber que en casa tenemos una cajita de metal deseosa de recibir monedas de cualquier peso y/o valor.
Sí, me molesta que me des 2 caramelos, y me molesta mucho, en primer lugar porque me das 2 palitos de la selva, se me pegan en las muelas y generan caries y yo nunca tuve una ni la quiero tener porque sé que se sufre cuando se visita al dentista y su fiel ladero el torno, en segundo lugar porque vas juntando de a 10 centavos para terminar tus días en tu casa de retiro, una petit mansión que nada tiene que envidiarle a la de Chartwell donde el abnegado Churchill terminó sus días. Ah, te aclaro la diferencia, el bueno de Winston se cargó a los Nazis, ganó 2 guerras mundiales, fue 2 veces primer ministro inglés y salvó a la humanidad de una catástrofe (bueno, a una parte de la humanidad, otros la hubieran pasado de putamadre) por lo que, de última, se merecía morir en un paraíso terrenal, pero vos sos kiosquero, viejo, como vos hay 3 por cada 100 metros, la ecuación no da para que retires como un héroe de la humanidad a costa de un imperceptible, progresivo y lento hurto de monedas de parvo valor a cada uno de tus parroquianos.
Como excepciones, aunque odiosas por cierto, no olvidemos a los que nos dan el vuelto en moneditas bien chiquitas con el deseo interno de destruir nuestros bolsillos en represalia a nuestro abono con billete "grande" (tampoco es que uno va con un camión de caudales al super de la cuadra) o aquellos que nos dan los metaliquitos en valor escalonado, en lugar de un billete de 2, con el fín de facilitarnos el dejo de propina, "sú" propina.
Para concluir este apasionante tema, invitamos a todos a sumarse a esta noble cruzada. Hagamos sonar nuestras monedas, luchemos por nuestros 15 centavos, impongamos el día Nacional del cambio chico (tratativa que los diputados estarían deseosos de llevar adelante), ni olvido ni perdón, nunca más al “no tengo cambio”, las futuras generaciones, herederas de nuestras posesiones, nos agradecerán esta empresa contra semejante menoscabo a nuestro bien ganado (o no, insisto, no importa) patrimonio, a manos de estos terroristas de nuestros monederos .
2 comentarios:
Sabés que? (grrrrrrrrr) si me molesta y mucho que me quieras cobrar 0.25 cuando la pantallita de la cabina telefónica reza 0.23, si para algo sirven los programas de investigación periodística, aparte de que el Padre Grassi prefiere comer pebetes en vez de un triple de miga, es que ningún otro comerciante nos deberá arrebatar esos centavos que seguro al final del mes hacen una diferencia.Redondeo a favor del cliente. Es por eso que más de una vez manteniendo mi orgullo de consumidora instruida me volví a casa con un par de moneditas color bronce que duermen en algun tarrito...pero que nunca más quedarán en manos del kioskero de la otra cuadra. Tomá!
SIC SIC!
Malísimo estar perdiendo el tiempo en ver como recuperar los centavitos. No fomentemos el mal trato comerciante-cliente por dos estupidos centavos. Si se quiere cambio hay que reclamar en el banco o donde corresponda. No tiene culpa de la escazés de monedas el comerciante ni el cliente.
Y si falta cobre, tambien cuestionen las actividades de los hipermercados y ahi van a darse cuenta de varias cosas que no están bién.
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